Un investigador de la Universidad de Ámsterdam, Bart de Boer, quiso
recrear la manera en que quizá sonaron los primeros intentos de
comunicación de nuestros remotos ancestros. Utilizando tubos de plástico
y algunas cámaras de aire para imitar el aparato vocal de los homínidos
(en especial el Australopithecus afarensis): los tubos formaron los
tractos vocales y la cámara de aire el saco perdido.
Inyectando aire en este sistema, Boer reprodujo algunos de los sonidos
que posiblemente esos antepasados utilizaron para comunicarse.
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